Como artista interdisciplinar, Aldo Álvarez Tostado explora el concepto de nación-ficción deconstruyendo las expresiones culturales y políticas que sustentan el mito de un país, concretamente México. Su práctica se ha centrado en construcciones geográficas como las fronteras y la toponimia, la creación de un canon cultural moderno y la noción de "masculinidad nacional" a través de arquetipos homoeróticos como el vaquero y el futbolista .

Tras años estudiando la obra de Barragán y revisando su correspondencia, cuadernos y entrevistas, Aldo comenzó a trabajar con Barragán como personaje central de la narrativa moderna de la identidad mexicana. A través de este proceso, ha llegado a ver a Barragán como un hedonista complejo y conflictivo, en lugar de la figura monástica y heteronormativa que a menudo se retrata en entornos académicos y visitas guiadas.

Su exposición individual 2025, Pudor Espiritual , se exhibió en Casa Cristo, uno de los primeros edificios de Barragán, terminado en 1929, y posiblemente su proyecto más experimental en Guadalajara. La muestra establece un diálogo entre la vida personal y la obra de Barragán, y las sensibilidades estéticas del Nuevo Cine Queer -un movimiento que surgió en las décadas de 1970 y 1980, ejemplificado por cineastas como Gus Van Sant, Derek Jarman, R.W. Fassbinder y Chantal Akerman.

La exposición dio lugar a quince nuevas obras, entre esculturas, piezas bidimensionales, audio, vídeo e instalaciones para lugares específicos, en las que se emplearon técnicas tan diversas como vidrieras, esmalte de uñas sobre concha de abulón y paneles de yeso tallados.

Mientras exploramos Casa Cristo, el celuloide nos ayudará a descifrar lo que se esconde dentro de la máquina de Barragán para la intimidad.